Cada minuto que pasa ves a tus hijos más grandes. Y te percatas de una nueva línea de expresión en tu rostro. Es fácil preocuparse por el paso del
tiempo. ¡Pero no olvides que tienes el gran regalo del presente! No debes desestimar ni desperdiciar ni un solo día.
Puedes lograrlo si tienes en cuenta las palabras de Miqueas 6:8: “Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor:
practicar justicia, amar misericordia, y humillarte ante tu Dios”. Ora y pregunta a Dios: “¿Cómo quieres que viva hoy?”. La forma en que vives es el legado que dejas para el mañana.
¡Proponte conocer la voluntad de Dios y aprovecha el tiempo para su gloria!
Hoy es el día que has hecho, Dios. ¿Qué esperas de mí? ¿Cómo puede ser este un día lleno de propósito? No quiero desperdiciar el don de un nuevo día, Señor.
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