Jesús estaba a punto de ser crucificado en la cruz. Sus discípulos estaban conmovidos, claramente molestos por lo que iba a suceder. Jesús les está diciendo a sus discípulos que no deben dejar que su corazón se turbe. Si creen en Dios, también deberían creer en Él.
Les recuerda a sus discípulos que a pesar de todo, deben ser valientes. Al enfrentar el obstáculo de una noticia abrumadora, no debemos permitir que nuestro corazón se turbe. Al igual que los discípulos de Jesús, debemos ser valientes y enfrentarnos a la abrumadora noticia de frente. Jesús nos está recordando que no solo tengamos fe en Él, sino también en nosotros mismos.
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