No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama a su prójimo, ha cumplido la ley.
Romanos 13:8
En última instancia, el amor cumple toda la ley de Dios. Nos persuade a poner en práctica lo bueno y evita que hagamos el mal. Cuando el amor toma el control del corazón, se prohíbe todo acto de odio, engaño sutil o conspiración a la infidelidad. El amor a Dios nos lleva a obedecerle y a mantener su merecido lugar de honor en nuestra vida. Si lo hacemos, no
pecaremos contra su nombre. El amor hacia los demás mejora nuestra conducta y apacigua las malas intenciones, así como la luz disipa las tinieblas.
Los hombres que lideran por amor no engañarán ni degradarán a su esposa ni a su prójimo. Cuando el amor llena la boca de una mujer, ella
alienta a su familia, en lugar de destruirla. Cuando te concentras en el amor, demuestras paciencia, ternura y amabilidad en forma natural. En vez de intentar fabricar acciones y actitudes correctas, deja que el amor se transforme en tu primera respuesta y en tu impulso natural. Entonces,
estarás preparado para lanzarte a enfrentar cualquier circunstancia con gracia y aterrizar sin reproches.
PROFUNDIZA
Lee Romanos 13:8-10 y estudia la explicación de Pablo sobre cómo el amor cumple toda
la ley de Dios.
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