La misericordia y la verdad nunca se aparten de ti; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón. Así hallarás favor y buena estimación ante los ojos de Dios y de los hombres.
Proverbios 3:3-4
Las personas amables hallan favor dondequiera que van… incluso en
el hogar. La amabilidad es atractiva porque le otorga valor a la otra
persona y la honra con dulzura y respeto. Cuando obras con amabilidad, cuidas cómo tratar a tu cónyuge y jamás eres severo, sino sensible y tierno. Aun si fuera necesario decir algo difícil, harás lo imposible para que la manera de expresar tu reprimenda o desafío hiera lo menos posible a tu cónyuge.
Ser amable es hablar la verdad en amor, lo cual no le resulta natural a
casi nadie. Creemos que si lo que decimos es verdad, el tono de la
conversación también debería ser bien recibido; pero el amor halla favor
al hablar con amabilidad y quitar el enojo de la discusión. Esto permite
que la atención se centre en lo que dices y no en la manera de decirlo. Por
cierto, una cucharadita de amabilidad ayuda a tragar la verdad.
ORACIÓN
«Padre celestial, ayúdame a caminar en amabilidad y verdad. Dame la prudencia para contenerme hasta poder filtrar mis palabras a través de los criterios de la sinceridad y el amor. En el nombre de Jesús, amén».
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