Hoy comenzamos este tiempo recordando que no es por nuestras obras, sino por la inmensa misericordia de Dios que somos salvados y renovados.
Que este año sea un tiempo de regeneración y transformación en el Espíritu Santo, creciendo en Su gracia y amor.
Tito 3:5 nos recuerda Su fidelidad: "Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia."
¡Que cada día de este año esté lleno de Su paz y propósito!
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