Valentía

*Día 22*

*VALENTÍA*

*”Sean fuertes y valientes; no tengan miedo ni se aterroricen de ellos, porque el Señor su Dios irá con ustedes.”*

Deuteronomio 31:6

Ser valiente, no se trata de una actitud de “aguantar con una sonrisa”, sino de una disposición sobrenatural que descubre en toda dificultad una oportunidad para alcanzar la victoria.

Yo confío en que Dios mantendrá Sus promesas y será fiel a Su carácter; hago lo correcto aunque nadie me esté viendo y creo con todo mí ser en el amor inquebrantable de Dios para mí.

Para afirmar estas tres declaraciones del párrafo anterior, hay que ser valiente y creer en ellas, basándonos en la veracidad de la Palabra de Dios y lo real que es en nuestra vida, a través de la relación con Su Hijo Jesús.

Para enseñarle a mis hijos a vivir valientemente, no solo debo aferrarme a la teoría, sino que debo demostrarles las siguientes afirmaciones fundamentales, de manera consistente y con una convicción firme:

▪Hago uso de la valentía para contener mis impulsos emocionales (inhalar).

▪Ejercito la valentía al tragarme el orgullo para actuar con humildad, perdón y honestidad (exhalar).

▪Recurro a la valentía para decir la verdad en vez de decir chismes, para decir que NO cuando otros siguen diciendo sí, para hacerle frente a las adicciones y mantenerme puro (¡Uf!).

▪Necesito valentía para mantenerme firme como un verdadero seguidor de Jesús y rendir mi vida a Dios con humildad (Sí, Señor).

Como padres que somos, debemos estar determinados a tener valor al demandar que nuestros hijos tomen decisiones valientes.

*ORACIÓN:*

Padre Celestial, hoy reconozco que solo puedo ser valiente si tengo fe y confianza de que estás conmigo y con mi hijo (a).

Esa confianza no solo nos inspira coraje, sino que también ahuyenta nuestros miedos.

*”No se angustien. Confíen en Dios y confíen también en mí.”* Juan 14:1

Te pido que pese a las circunstancias que atraviese como persona o sucedan en la vida de mi hijo (a), podamos ser eficaces, esforzados y valientes confiando en que Tú nos entiendes, cuidas y sostienes.

Desearía vivir sin tener que enfrentar conflictos en casa o tensiones de algún tipo, pero entiendo que las batallas son parte de la vida. Ayúdame a recordar que así como llegan las batallas, también puedo obtener la victoria sobre las circunstancias porque ya Cristo las venció. *En el nombre poderoso de Jesús, amén.*