Disciplina

*Día 10*

*DISCIPLINA*

* Todos hemos tenido padres en la tierra que nos han disciplinado y nosotros los respetamos. Entonces, es aún más importante someternos a nuestro Padre Celestial para poder vivir. No nos gusta cuando nos corrigen porque nos duele, pero luego de haber sido corregidos da buenos resultados. Entonces nos llenamos de paz y empezamos a vivir como debe ser.* Hebreos 12: 9 y 11.

Una madre le asegura a su hijo (a) que es importante cuando se toma el tiempo y hace un esfuerzo por disciplinarlo (a), más no maltratarlo (a).

Nuestra corrección debe decirle a nuestro (a) hijo (a): “Te amo como para asegurarme de que crecerás hasta convertirte en una persona de bien, obediente a Dios y a las autoridades. Esa es una de las maneras en las que marcarás una diferencia en este mundo, hijo (a)”.

La Biblia deja claro que la disciplina de los hijos es responsabilidad de los padres. Proverbios 19: 18 enseña: *Corrige a tu hijo mientras aún hay esperanza* . Efesios 6: 4 agrega: *Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor.*

La disciplina se refiere al modo como una madre enseña a su hijo (a) el bien y el mal, preparándolo (a) para el éxito en la vida adulta. La disciplina es también un signo de amor.

*ORACIÓN.*

Padre celestial, yo soy tu hija. Hazme sabia por medio de tu palabra para así saber cómo corregir a mi hijo (a), ayúdame a usar las palabras adecuadas para corregir a mi hijo (a) adecuadamente en amor y en la disciplina oportuna para que continúe su propio camino.

Santifica y purifica mi corazón hasta que sea motivado por el amor espiritual en la guianza de mi hijo (a).

Te pido que mi hijo (a) comprenda que la corrección o disciplina son necesarias para aprender sabiduría e instrucción (Proverbios 1:2).

Que como un (a) hijo (a) sabio (a) acepte la autoridad que Tú has delegado sobre mi como madre para corregirle y aconsejarle, pero yo esté clara en que mi hijo (a) como adulto (a) toma sus propias decisiones.

Ayúdame Señor para que al momento de dar algún consejo o llamado de atención a mi hijo, (a) lo haga en amor.

Que tu instrucción sirva de escudo de protección para que él/ella no resbale.

*En el nombre de tu Hijo Jesús, amén.*